Iglesia de Cristo

La iglesia del Nuevo Testamento fue edificada por Jesucristo mismo. Cristo les prometió a los apóstoles, “edificaré mi iglesia”. La iglesia edificada por Cristo es un organismo divino y es en fe, doctrina, organización, culto, unidad, y términos de afiliación lo que el Señor hizo.

Cuando Cristo habló de edificar la iglesia, El usó el término posesivo, “mi iglesia”. Así es que, la iglesia, es iglesia de Cristo porque El la edificó. Otra vez, la iglesia es de Cristo porque Él la compró con su propia sangre (Hechos 20:28; Efesios 5:25-27). Cuando Pablo habló de varias congregaciones de la iglesia del Señor, dijo una vez, “las iglesias de Cristo…” (Romanos 16:16).

Nosotros no nos consideramos ser una denominación– ni como católicos, protestantes, tampoco judíos– sino simplemente como miembros de la iglesia que Jesús estableció y por la cual él murió.
Y eso, incidentalmente, es por lo cual usamos su nombre. El término “iglesia” de Cristo no es usado como una designación denominacional, sino más bien como un término descriptivo indicando que la iglesia pertenece a Cristo.

Reconocemos nuestras faltas y debilidades– y esto es con más razón porque queremos cuidadosamente seguir todo suficiente y perfecto plan de Dios para la iglesia.
Siendo que Dios ha dado “toda autoridad” a Cristo (Mateo 28:18), y siendo que él sirve como portavoz hoy en día (Hebreos 1:1-2) es nuestra convicción que solamente Cristo tiene la autoridad para decir lo que la iglesia es y lo que debemos enseñar.

Y siendo que únicamente el Nuevo Testamento expone las instrucciones de Cristo a sus discípulos, ello solamente deberá servir como la base para toda enseñanza y práctica religiosa. Esto es fundamental con los miembros de las iglesias de Cristo. Nosotros creemos que al enseñar el Nuevo Testamento sin modificación es la única manera para guiar hombres y mujeres a hacerse cristianos.

Creemos que la división religiosa es mala. Jesús oró por la unidad (Juan 17). Más tarde, el apóstol Pablo rogó a los que estaban divididos que se unieran en Cristo (1 corintios 1).
Por esto las iglesias de Cristo ruegan por la unidad religiosa basada sobre la Biblia. Creemos que al suscribirse a cualquier credo aparte del Nuevo Testamento, al rehusarse de obedecer cualquier mandato del Nuevo Testamento, o de seguir cualquier práctica no sostenida por el Nuevo Testamento es añadir a o quitarle a las enseñanzas de Dios. Y ambas adiciones y sustracciones son condenadas en la Biblia (Gálatas 1:6-9; Revelación 22:18-19).
Las iglesias de Cristo no tienen ninguna de las trampas de la moderna organización burocrática. No hay mesa directiva de gobierno– ni distrito, regional, nacional ni internacional– no hay oficina central ni organización de diseño humano.

Cada congregación es autónoma (auto gobierno) y es independiente de cada otra congregación. La única liga que une las muchas congregaciones es la alianza común a Cristo y la Biblia.
No hay convenciones, juntas anuales, ni publicaciones oficiales. Las congregaciones cooperan en el sostenimiento de orfanatos, casas para ancianos, obras misioneras, etc. No obstante, la participación es estrictamente voluntaria de parte de cada congregación y ninguna persona ni grupo publica pólizas o hace decisiones por otras congregaciones.

Cada congregación es gobernada localmente por una pluralidad de ancianos escogidos entre los miembros. Estos son hombres quienes llenan los requisitos específicos para este oficio dado en (1 Timoteo 3: y Tito 1:).
Hay también diáconos en cada congregación. Estos deberán tener los requisitos bíblicos de (1 Timoteo 3:)